Esta web está inhabilitada. Por lo tanto los comentarios que se escriban no serán publicados. Para poder escribir comentarios entra en nuestra nueva página web: www.elpespunte.es

lunes, 10 de septiembre de 2007

¡Más cerca que nunca!

Para ser políticamente correctos, diremos que la tarde de hoy en el coso de San Arcadio ha carecido de emoción, triunfo y todos los calificativos con los que pueda ser descrita una corrida de toros. En lenguaje llano y para que todos nos entendamos, podríamos decir que el festejo ha rallado en ocasiones la desvergüenza y el mal gusto.

Seis novillos de distintas ganaderías, destacando el segundo de El Caoso; no todos bien presentados y con poca fuerza en general aunque también han podido acusar el haberse encontrado enchiquerados desde el pasado viernes.

A Alejandro Enríquez se le nota muchísimo la desgraciada falta de contratos, sin embargo, tampoco le vimos en ningún momento con la disposición necesaria que debe tener alguien en su situación. Lidió a los números 86, 54 y 33 de las ganaderías de El Serrano, Gerardo Ortega y El Retamar respectivamente. En el terreno artístico, nada que destacar sobre este joven novillero puesto que como venimos mencionando, ni el lote ni las ganas estaban esta tarde de su parte. Deslucidos en gran medida los tercios de banderillas y de varilargueros, si bien esto ha sido una tónica durante toda la corrida. En su primero, el percance lo sufrió un banderillero que incomprensiblemente se empeñaba en entrar de frente al burladero o incluso a quedarse parado con el novillo arreándole detrás. Espectacular durante el tercio de varas el desmonte del picador más nervioso de la tarde que acabó en el suelo tras el empuje del novillo. El único trofeo que Alejandro se lleva de nuestra plaza es un saludo desde el tercio tras una leve petición en el segundo de su lote.

Ignacio González venía a demostrar que merecía más contratos y más oportunidades. Lidió a los números 96, 11 y 116 de El Caoso, El Toril y Astolfi. Bastante más “placeado” (como se dice en el argot taurino) que su compañero, demostró buenas maneras y supo arrancarle a los novillos buenos pases, sobre todo a su primero, al que cortó los dos únicos apéndices de la tarde-noche. Pero el tener buenas maneras no significa tener “buenas formas” y eso es lo que se le puede achacar a Ignacio a la hora de tratar a sus adversarios en el ruedo, con algunos desplantes fuera de lugar y golpes a los astados que no venían al caso. Al tercio de banderillas podríamos haberle puesto nombre de pasodoble, “tercio de quites” que se sucedieron tras las caídas y aprietos sufridos por los hombres de plata. Destacar sobre todo la primera tanda de muletazos por la mano derecha para acabar con el toro en el centro del ruedo. El segundo de su lote iba a convertirse en el gran protagonista de la tarde; saltó en el tendido 3 en dos ocasiones paseando a sus anchas por el callejón de la plaza antes de volver al albero.

Ambos diestros acusaron sobretodo la falta de actuaciones en la suerte suprema en la que no anduvieron demasiado acertados. Mención aparte merece la inclusión como sobresaliente del astigitano Miguel Raya, novillero que ya había mostrado sus feos gestos para con la afición ursaonense, llegando incluso a acordarse de aquellos a los que tenemos en aquel sagrado lugar que precisamente esta al principio de la carretera que conduce a su pueblo.

En definitiva, nadie podía esperar mucho más de esta novillada en la que el protagonista fue un novillo que nos pasó a escasos centímetros y el más valiente Manuel, el torilero que fue capaz de sacar a escena al sexto de la tarde cuando el automático de la luz de los corrales había saltado. Juzguen ustedes señores y opinen qué es lo más importante.

José Manuel Haro González